viernes, 25 de marzo de 2016

El futuro de la consulta médica / parte 1

Según un reporte de PEW un 80% de los que consultan información por internet, tienen que ver con información médica. Esto crea consumidores de los servicios de salud más informados  y consumidores mas confundidos. Es una amenaza real contra ellos mismos y una oportunidad enorme de cambiar el modelo tradicional de la consulta médica y de la interacción médico-paciente.

Pero ¿Qué pasa en la consulta médica? ¿Qué es lo que no puede o lo que si puede “virtualizarse”? Algunos datos duros nos dan luz sobre este tópico. En los EUA el 25% de las consultas médicas son meramente de intercambio de información. Ojo: en el intercambio de información que ocurre en el consultorio, en el modo cara a cara, la información es mayormente privada y sin la participación colegiada de médicos y especialistas.




En los EUA, que es el país lugar 13 de 13, que  gasta más  en servicios médicos per cápita en el mundo, se gastan 500 mil millones de dólares en visitas de paciente al Dr. La cuarta parte de esa millonada es alrededor de 125 mil millones de dólares. Alguien diría: chulada de gasto.
Al final de la jornada anual, se gastaron 125 mil millones de dólares y la información se quedó en un expediente privado con escaso intercambio de información entre médicos para analizar tu caso, por menor que sea.
El bono de juventud de hace algunos años, se le acabó a muchos países incluido México. La nueva realidad es que las filas de jubilados empezarán pronto a enfermarse más de lo que solían hacerlo. Tendrán más accidentes que cuando eran jóvenes, y requerirán más atención médica que en sus años juveniles.
Con sistemas de salud gubernamentales casi en quiebra, es difícil no pensar en otras formas de consulta y de interacción medico paciente que ya no sean el tradicional modelo cara a cara. De hecho, la tendencia demográfica y la económica no perdona: el modelo actual de consulta médica tiene que cambiar no porque queramos, sino porque el modelo antiguo y tradicional ya no se sostiene... o los pacientes seguirán muriendo mientras esperan su turno.

Es impresionante lo que plataformas (“market places”) de servicios de salud, como por ejemplo HealthTap han conseguido en apenas 5 años. Apenas en el 2010 Ron Gutman iniciaba HealthTap. Hoy en día cuenta con más de 65,000 médicos norteamericanos  enlazados y participando, para proveer información médica especializada y personalizada a quien lo requiera.
En menos de 5 años HealthTap proporcionó más de mil millones de respuestas vinculadas a salud y tópicos de especialidades médicas,  a los usuarios-pacientes que lo solicitaban.
Apenas en el 2014 introdujo el servicio ya no solo de proveer información médica, sino también proveer consultas con indicaciones de tratamiento (“virtualizables”) y medicamento en opción de pago por evento virtual (Concierge) o en opción de servicios de subscripción (Prime). Un servicio además en los que el consejo y el diagnostico médicos,  si pueden ser colegiados, manteniendo el anonimato pero enriqueciéndose con la experiencia múltiple de otros especialistas enfocando diferentes perspectivas

No me sorprenden tanto estos números, sino el concepto clave de la plataforma de servicio: para que una plataforma de servicios de información y tratamiento médico funcione, hay que crear la base social que la sostiene: redes de médicos y pacientes. Y modelos de generación de ingreso que la hagan viable financieramente.
Y HealthTap se ha enfocado en seguir manteniendo lo que ya empieza a ser más común en nuestro tiempo: el apego al producto, el apego a la plataforma y el apego a quienes atienden detrás  de la pantalla.
Estos son los verdaderos sistemas socio técnicos de este siglo. Los que conciben la sincronía entre tecnología y las redes sociales necesarias que hay que crear, sostener, motivar, evolucionar y madurar.  Todo ello basado en su piedra angular que Gutman si vio desde el inicio: crear la confianza del usuario en la plataforma, la información y la gente detrás de ella
Esto sí es la nueva tecnología que se necesita en países como México, en donde es tan común pensar en tuercas, tornillos y “bricks and mortars” como soluciones a los más graves problemas sociales que enfrentamos.

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