Hay una demanda creciente de consulta médica, pero la cuarta parte de ellas son breves intercambios de información médico-paciente. No hay salida: hay que replantear varios aspectos del modelo.
Según un reporte de PEW un 80% de las consultas por internet
tienen que ver con información médica. Esto crea consumidores de los servicios
de salud más informados y consumidores
mas confundidos. Es una amenaza real contra ellos mismos y unza oportunidad
enorme de cambiar el modelo tradicional de la consulta médica y de la
interacción médico-paciente.
Pero ¿Qué pasa en la consulta médica? ¿Qué es lo que no puede
o lo que si puede “virtualizarse”? Algunos datos duros nos dan luz sobre este
tópico. En los EUA el 25% de las consultas médicas son meramente de intercambio
de información. Ojo: en el intercambio de información que ocurre en el
consultorio, en el modo cara a cara, la información es mayormente privada y sin
la participación colegiada de médicos y especialistas.
En los EUA, que es el país lugar 13 de 13, que gasta más en servicios médicos per cápita en el mundo, se
gastan 500 mil millones de dólares en visitas de paciente al Dr. La cuarta
parte de esa millonada es alrededor de 125 mil millones de dólares. Alguien
diría: chulada de gasto.
Al final de la jornada anual, se gastaron 125 mil millones
de dólares y la información se quedó en un expediente privado con escaso
intercambio de información entre médicos para analizar tu caso, por menor que
sea.
El bono de juventud de hace algunos años, se le acabó a
muchos países incluido México. La nueva realidad es que las filas de jubilados
empezaran pronto a enfermarse más de lo que solía hacerlo. Tendrán más
accidentes que cuando eran jóvenes, y requerirán más atención médica que en sus
años juveniles.
Con sistemas de salud gubernamentales casi en quiebra, es
difícil no pensar en otras formas de consulta y de interacción medico paciente
que ya no sean el tradicional modelo cara a cara. De hecho, la tendencia
demográfica y la económica no perdona: el modelo actual de consulta médica
tiene que cambiar no porque queramos, sino porque el modelo antiguo y
tradicional ya no se sostiene.
Es impresionante lo que plataformas (“market places”) de
servicios de salud, como por ejemplo HealthTap han conseguido en apenas 5 años.
Apenas en el 2010 Ron Gutman iniciaba HealthTap. Hoy en día cuenta con más de
65,000 médicos norteamericanos enlazados
y participando, para proveer información médica especializada y personalizada a
quien lo requiera.
En menos de 5 años HealthTap proporcionó más de mil millones
de respuestas vinculadas a salud y tópicos de especialidades médicas, a los usuarios-pacientes que lo solicitaban.
Apenas en el 2014 introdujo el servicio ya no solo de
proveer información médica, sino también proveer consultas con indicaciones de
tratamiento (“virtualizables”) y medicamento en opción de pago por evento (Concierge)
o en opción de servicios de subscripción (Prime). Un servicio además en los que
el consejo y el diagnostico médicos, si
pueden ser colegiados, manteniendo el anonimato pero enriqueciéndose con la
experiencia múltiple de otros especialistas enfocando diferentes perspectivas
No me sorprender tanto estos números, sino el concepto clave
de la plataforma de servicio: para que una plataforma de servicios de
información y tratamiento médico funcione, hay que crear la base social que la
sostiene: redes de médicos y pacientes.
Y HealthTap se ha enfocado en seguir manteniendo lo que ya
empieza a ser más común en nuestro tiempo: el apego al producto, el apego a la
plataforma y el apego a quienes atienden detrás de la pantalla:
Estos son los verdaderos sistemas socio técnicos de este
siglo. Los que conciben la sincronia entre tecnología y las redes sociales necesarias
que hay que crear, sostener, motivar, evolucionar y madurar. Todo ello basado en su piedra angular que
Gutman si vio desde el inicio: crear la confianza del usuario en la plataforma
y la gente detrás de ella
Esto sí es la nueva tecnología que se necesita en países
como México, en donde es tan común pensar en tuercas, tornillos y “bricks and
mortars” como soluciones a los más graves problemas sociales que enfrentamos.